jueves, diciembre 28, 2006

A María Iribarnne, por el verbo que sopló su nombre…

Te escribo con la esperanza, con el deseo, la suerte y el cariño que has sido capaz de despertar en mí con tan sólo un instante. Te escribo, aún sabiendo que no leeré lo que tu fantasía podría decir. ¿Qué hemos de hacer, para oírnos en el eco de las paredes?...

Didier, Daeninckx

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